El JAMÓN JACINTO, LA CALIDAD MÁS PURA CONVERTIDA EN HOMENAJE

Solo el mejor de nuestros productos, el que representa la excelencia de nuestra empresa familiar, lleva el nombre de nuestro abuelo. Jamón Jacinto, el hombre que comenzó la segunda generación de Jamones Blázquez y un referente para todos nosotros. Hablamos de una pieza única con elegancia y personalidad. “Un jamón que rompe normas y huye de etiquetas”, seleccionada bajo el criterio Blázquez. “Un jamón más allá de la norma”, sin normas externas, teniendo siempre presente las enseñanzas impartidas por el abuelo desde la fábrica de origen en Crespos, municipio de Ávila. Donde ahora se curan los jamones en nuestras bodegas naturales. Queríamos que tuviera toda la esencia de ese momento y ese lugar, el origen de la tradición y el mimo con el que él hacía las cosas. Pero también que fuera fruto del conocimiento y la experiencia que nos han dado nueve décadas en el sector.

Para nosotros es todo eso y mucho más…

Queríamos recordarle con una pieza exclusiva de ibérico de bellota, para que quien lo pruebe, recuerde como nosotros su nombre: Jamón Jacinto. Es un producto tan especial para nosotros, que el Jamón Jacinto, está adornado con un diseño único porque el criterio de calidad, la exigencia de ese jamón, los marcamos nosotros.

Comenzamos por el principio ¿Cuáles son los beneficios de las bellotas en la alimentación? Muchos  lo califican como el oro del campo. Las bellotas son, tras el aceite, el alimento con mayor contenido en ácido oleico. Tienen un 30% de agua y son una buena fuente de fibra, carbohidratos complejos, vitaminas y minerales. 

¿Y qué hace que un jamón se considere de bellota?  Que el cerdo del que provienen se alimentes solo de bellotas, hierba y plantas aromáticas en el campo. En nuestro caso, en 30.000 hectáreas de dehesa repartidas por Andalucía, Extremadura y Salamanca. Allí, los cerdos viven en libertad y caminan para conseguir su alimento, algo que marca su fisonomía: unas patas altas y estilizadas. Unas piezas elegantes y únicas.

El resultado es una carne sabrosa y con un 55% de grasa insaturada. La alimentación, el ejercicio y el paraíso en el que viven es clave. Pero igual de importante es el proceso de curación, que se extiende durante cinco años en nuestros secaderos tradicionales de Crespos, donde todo empezó. Allí, nuestros profesionales controlan la humedad y la temperatura, pieza a pieza, para garantizar un secado homogéneo, un proceso único para asegura la máxima calidad con un sabor, aroma y textura únicos.

Grandes cocineros a nivel internacional ponen el Jamón Jacinto en las mesas de sus restaurantes y paladares de Europa, América, Oriente Medio y Asia disfrutan de este manjar. Un alimento puro que también puedes disfrutar en tu casa. Sin gluten, ni lactosa, ni conservantes ni aditivos. Solo jamón de cerdo y sal. Y el conocimiento y la experiencia de cuatro generaciones de la familia Blázquez.

Mucho más que suficiente.

Firmado la cuarta generación.

JAMÓN JACINTO BLÁZQUEZ